Autor: Sławomir Żydenko
Hoy les contaré cómo es la vida del hombre después de la muerte según el Libro de Urantia y la contrastaré con la teoría hindú del karma y la reencarnación, muy popular en Occidente. Pero antes de entrar en materia, un breve recordatorio.
La última vez hablé de cómo es la resurrección humana según el Libro de Urantia. Dije que para que una persona resucite se necesitan tres elementos. El primero es el Ajustador del Pensamiento, la partícula divina que guarda el registro de las experiencias y vivencias del hombre. El segundo es el alma del hombre, que es almacenada por el Ángel de la Guarda y contiene las características de la personalidad. Y el tercer elemento esencial es el cuerpo morontial. Así compuesto, el ser humano se despierta en el mundo morontial, es decir, en el mundo mitad espiritual, mitad material.
Permítanme explicar un poco más en qué consiste la teoría hindú de la reencarnación y el karma. La teoría de la reencarnación implica la reencarnación en diversas entidades materiales. Éstas pueden ser personas, animales o plantas. Por otro lado, la teoría del karma está estrechamente relacionada con la teoría de la reencarnación. Cuanto mejor es el karma de una persona, mejor es la encarnación; cuanto peor es el karma, peor es la encarnación. La mejor encarnación es la humana, la peor la vegetal. El karma propiamente dicho, por su parte, puede definirse a grandes rasgos como el destino resultante del cálculo de los actos. El objetivo del hombre, según la teoría hindú del karma y la reencarnación, es alcanzar un karma tan perfecto que le permita liberarse de la necesidad de seguir encarnándose en la Tierra y salir así del sufrimiento. Este estado se denomina nirvana.
La aventura eterna
Permítanme ahora abordar el tema. Según el Libro de Urantia, ¿qué le sucede al hombre después de la muerte? ¿Cómo es la evolución posterior del alma si uno ha sobrevivido a su propia muerte, lo que según el Libro de Urantia no es tan obvio en absoluto?
De qué depende sobrevivir a la propia muerte, lo he explicado en artículos anteriores.
https://urantia.online/es/la-muerte-del-ser-humano-segun-el-libro-de-urantia
https://urantia.online/es/la-resurreccion-del-hombre-segun-el-libro-de-urantia
Según el Libro de Urantia, el hombre continúa su vida en el mundo morontial después de la muerte. Nuestro mundo es un mundo material, mientras que el mundo morontial es un mundo energético-material. El cuerpo humano en este mundo es también energía-material. Sin embargo, las personas funcionan en este mundo de la misma manera que en el mundo material: toman decisiones, y estas decisiones tienen un efecto positivo o negativo en su evolución espiritual posterior.
En algún momento, la vida morontial de los seres humanos llega a su fin. El hombre pasa a un mundo aún más espiritual, y cuando ha cumplido todas sus tareas, el proceso continúa. La evolución del hombre es el camino literalmente hacia Dios, hacia el mundo más espiritual y menos material. El hombre muere en un mundo determinado y renace en un mundo cada vez más energético, es decir, cada vez más espiritual y menos material.
La vida después de la muerte en la Tierra se menciona repetidamente en el Libro de Urantia como una aventura eterna. Esta aventura eterna consiste en tareas que se nos dan para completar, igual que en la Tierra. Puede que no lo parezca, pero los problemas a los que nos enfrentamos en la Tierra son nuestras lecciones y tareas, que pueden elevarnos cuando las afrontamos, o hacernos retroceder en el desarrollo espiritual si fracasamos. Para confirmar que la vida futura ha de ser una aventura, cito:
«112:7.17 (1239.6) Creemos que los mortales fusionados con su Ajustador, junto con sus compañeros finalitarios, están destinados a participar de alguna manera en la administración de los universos del primer nivel del espacio exterior. No tenemos la menor duda de que estas enormes galaxias se convertirán a su debido tiempo en universos habitados. Y estamos igualmente convencidos de que entre sus administradores se encontrarán los finalitarios del Paraíso cuyas naturalezas son la consecuencia cósmica de la mezcla de la criatura y el Creador.»
Como puede deducirse de esta cita, la existencia de los seres humanos tiene un propósito específico y un significado superior en el Universo.
La reencarnación no es la norma
Según el Libro de Urantia, la vida terrenal es sólo el primer paso. El alma humana se crea en la Tierra y no vaga de una creación terrenal a otra sólo para alcanzar la perfección y evitar así más sufrimiento en el nirvana.
En el Libro de Urantia se describe detalladamente cuántas entidades espirituales son necesarias para sostener la vida. Todo lo que vive está conectado a entidades espirituales, pero el alma humana es única en el sentido de que sólo nosotros podemos tomar decisiones de naturaleza moral. Con estas decisiones creamos nuestra propia alma. Si un ser humano muere demasiado pronto en la Tierra, completa la creación de su alma después de la muerte, en el mundo morontial. Si un animal es capaz de tomar decisiones de naturaleza moral, en un sentido espiritual se convierte en un ser humano y también crea un alma superviviente después de la muerte.
Las decisiones de naturaleza moral son aquellas que no resultan directamente de impulsos, instintos o emociones, sino de valores profesados. Tales valores pueden ser, por ejemplo, el sentido de la responsabilidad por el grupo, la voluntad de ayudar a los débiles, el sentido de la justicia, la equidad, el respeto por la otra persona, el respeto por todos los seres vivos del mundo, etcétera. Las decisiones más importantes son las que conciernen a la relación con la otra persona.
He aquí una cita del Libro de Urantia sobre el origen de la teoría del karma, la reencarnación y el nirvana:
«94:2.3 (1029.1) La concentración excesiva en el yo condujo inevitablemente a temer la perpetuación no evolutiva del yo en un ciclo sin fin de encarnaciones sucesivas como hombre, animal o mala hierba. De todas las creencias contaminantes que podrían haberse adherido a lo que pudo haber sido un monoteísmo emergente, ninguna fue tan embrutecedora como esta creencia en la trasmigración —la doctrina de la reencarnación de las almas— procedente del Decán dravídico. Esta creencia en una serie monótona y deprimente de transmigraciones repetidas privó a los mortales luchadores de su esperanza largamente acariciada de encontrar en la muerte la liberación y el avance espiritual que habían formado parte de la fe védica anterior.»
Jesús, durante su trabajo en Oriente Medio, también se encontró con una creencia en el karma y la reencarnación que estaba viva en esa región. He aquí la cita:
«164:3.4 (1811.5) En todas estas regiones sobrevivían restos de una creencia en la reencarnación. Los antiguos maestros judíos, junto con Platón, Filón y muchos de los esenios, toleraban la teoría de que los hombres podían cosechar en una encarnación lo que habían sembrado en una existencia anterior, de modo que expiaban en una vida los pecados cometidos en vidas anteriores. Al Maestro le costó hacer creer a los hombres que su alma no había tenido existencias anteriores.»
Casos de reencarnación
Según el Libro de Urantia, la reencarnación es posible, pero no es la norma. Las personas regresan a la Tierra cuando tienen una tarea específica que cumplir. Normalmente, el alma humana no se reencarna en seres de la Tierra. En el Libro de Urantia no encontramos muchas citas sobre personas que se reencarnan. Así que, como ejemplo, daré una cita sobre la reencarnación de Jesús, que hay que reconocer que no era un ser humano, sino un ser divino.
El alma humana es creada por un ser humano mortal como resultado de experimentar, reconocer correctamente la realidad y, en consecuencia, tomar decisiones morales adecuadas. El alma divina, por el contrario, es creada en un acto divino único. El alma divina no necesita experimentar y reconocer la realidad; para ella, las decisiones morales son evidentes.
Jesús tuvo una función importante en la administración del Universo antes de su vida en la Tierra y volvió a ella después de su muerte. Esto es lo que leemos en el Libro de Urantia:
«119:7.5 (1317.1) Josué ben José, el bebé judío, fue concebido y traído al mundo exactamente igual que todos los demás bebés anteriores y posteriores a él, salvo en una cosa: este bebé concreto era la encarnación de Miguel de Nebadon, un Hijo divino del Paraíso y el creador de todo este universo local de cosas y seres. Este misterio de la encarnación de la Deidad dentro de la forma humana de Jesús, que en todo lo demás tenía origen natural en el mundo, permanecerá para siempre sin resolver. Ni siquiera en la eternidad conoceréis la técnica y el método de la encarnación del Creador bajo la forma y a semejanza de sus criaturas. Es un secreto de Sonarington, y tales misterios son posesión exclusiva de los Hijos divinos que han pasado por la experiencia del otorgamiento.»
Qué suerte tuvimos de que una personalidad así visitara la Tierra, ¿verdad? Por cierto, observen hacia dónde se ha desviado el cristianismo, y el catolicismo en particular. Jesús llegó a ser tan sagrado que no pudo haber sido simplemente concebido. Por ello, su mandamiento principal, el mandamiento del amor, es aplicado tan selectivamente por los cristianos como si no existiera en absoluto. Me refiero en particular a las guerras y al aborto.
Comparación
Como puede verse, la ley hindú de la reencarnación y la evolución espiritual descrita en el Libro de Urantia sólo se parecen en que la vida eterna consiste en etapas, en la transformación continua y en la búsqueda de la perfección. Más en común con el Libro de Urantia es la teoría hindú del karma. La suma de actos cuenta tanto en la filosofía hindú como en el proceso evolutivo descrito en el Libro de Urantia.
Espero haberles dado una pequeña idea de cómo es la vida después de la vida de un ser humano según el Libro de Urantia. Eso sería todo sobre este tema por hoy. Cuídense y hasta la próxima. Lean el Libro de Urantia por sí mismos. Hasta la vista.
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Fuente de las citas:
https://es.wikipedia.org/wiki/Reencarnación
https://es.wikipedia.org/wiki/Karma
https://es.wikipedia.org/wiki/Nirvana_(espiritualidad)
https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-112-la-sobrevivencia-de-la-personalidad
https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-94-las-ensenanzas-de-melquisedec-en-oriente
https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-164-en-la-fiesta-de-la-consagracion
https://www.urantia.org/es-int/el-libro-de-urantia-internacional/documento-119-los-otorgamientos-de-cristo-miguel